Homenaje al Parque de Atracciones de Montjuic

Esta web narra toda la historia del Parque de Atracciones de Montjuic, una de las grandes opciones de ocio de las que disfrutó Barcelona desde su inauguración, en 1966 hasta su cierre definitivo, en 1998.

Normalidad en el Parque de Atracciones de Montjuic

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Normalidad en el Parque de Atracciones de Montjuic. El día de ayer, se llevaron a cabo protestas frente a las puertas del Parque de Atracciones de Montjuic, donde activistas de la CNT distribuyeron pegatinas y panfletos instando al público a abstenerse de ingresar al recinto. Se alega un presunto riesgo debido a la supuesta falta de pericia en el manejo de las atracciones.

En respuesta, representantes de la empresa aseguraron que las atracciones se operan con total normalidad gracias al personal fijo en plantilla. Este conflicto surge después de la no renovación del contrato de 24 trabajadores eventuales el pasado 12 de este mes, quienes buscan mantener sus empleos. Como resultado, se han formado piquetes con el objetivo de presionar a la empresa, que ha presentado una denuncia en el juzgado por estas acciones coactivas.

Mientras tanto, los 112 empleados permanentes continúan trabajando sin respaldar las acciones de quienes han perdido sus contratos. Se rumorea que temen posibles reestructuraciones en la plantilla si la empresa enfrenta mayores pérdidas.

En un intento de prevenir posibles altercados entre los piquetes y el público o los trabajadores permanentes, miembros de la Policía Nacional se han desplegado en la entrada del parque.

A pesar de que no se han reportado incidentes, un miembro de la CNT, Jesús Cayuela, fue detenido mientras expresaba un comunicado sobre la seguridad de las atracciones del parque.

Normalidad en el Parque de Atracciones de Montjuic

Normalidad en el Parque de Atracciones de Montjuic. La Vanguardia 20/06/1983

2 comentarios en «Normalidad en el Parque de Atracciones de Montjuic»

  1. Vaya si lo recuerdo bien, tan bien como las muchas quejas por parte de los barrios cercanos al parque debido a los ruidos producidos por las continuas actuaciones musicales y las atracciones. A mí me ponía muy triste todo aquello. Tengo un recorte de La Vanguardia sobre una protesta publicada el 10 de junio de 1971 que dice así:

    «Con la monótona insistencia de otros años los altavoces del Parque de Atracciones de Montjuïc han vuelto a llenar los aires del sufrido Pueblo Seco. Tanto de día como de noche, mientras el recinto permanece abierto, los vecinos del barrio soportamos la más variopinta selección de música pachanguera o cuasi-pachanguera, folclórica, ligera, etc., todo ello mezclado con payasos, cómicos de moda, glorias del folclore nacional y otras…».

    Una pena. No obstante, ahora nadie puede vivir allí, aclamando en sus balcones un «barrio digno». Pobre, mi parque. Hacía tiempo que ya tenían intenciones de desmantelarlo. Recuerdo que al concluir la concesión en 1996 solicitaron una prórroga, en compensación por los días que la montaña había padecido serias restricciones de tránsito por las olimpiadas. Le concedieron dos años más de explotación, durante los cuales el parque tuvo una precaria existencia más el añadido de la desidia y su ya abandono. Recuerdo el accidente en el añorado Tren fantasma. Por aquel tiempo estuve asistiendo con constancia para despedirme de lo irreparable. El 5 de abril de 1998, Felip Vivanco publicó un artículo en La Vanguardia en estos términos:

    «Los platillos espaciales con dos volantes y tubo de escape agonizan; los caballos del tiovivo, antes vigorosos y bien pintados, ya no relinchan, agonizan; los coches del scalextric, la noria venerable y achacosa, los autos de choque de cartón piedra, la montaña rusa ruinosa, el dragón de tres cabezas en horas bajas, la calavera asesina sin nuevos trucos. Todo agoniza en el parque de atracciones de Montjuïc, desde la primera verja hasta la última papelera, todo se cae de puro viejo…»

    Para mí fue como presenciar en directo el desmantelamiento de cualquiera de los mundos fantásticos literarios ante sus personajes: El País de Nunca Jamás, ante Peter Pan. Fantasía, ante Bastían Baltasar Bux y Atreyu. El país de Oz ante Dorothy. Ya sé que puede sonar muy cursi, pero fue como lo sentí.

    Un cordial saludo.

    1. Comprendo la nostalgia y tristeza que experimentas al recordar el Parque de Atracciones de Montjuïc. Es lamentable ver cómo un lugar que fue testigo de tantos momentos mágicos y divertidos haya perdido su esplendor y haya sido objeto de quejas por los ruidos molestos en el pasado.

      Tu relato evoca la historia y los cambios que sufrió el parque a lo largo de los años, desde las quejas vecinales hasta la solicitud de prórroga en 1996, seguida de la precaria existencia y eventual abandono. La descripción detallada de la decadencia de las atracciones, como los platillos espaciales y los caballos del tiovivo, crea una imagen vívida de la transformación y la pérdida de la magia que una vez llenó el lugar.

      Comparar la situación con la desaparición de mundos fantásticos literarios añade una capa emocional profunda, transmitiendo la sensación de presenciar la despedida de algo querido e irreemplazable. Aunque pueda sonar cursi, entiendo que esa conexión emocional es genuina y refleja la importancia que el parque tuvo en tu vida.

      Gracias por compartir tus recuerdos. Es evidente que el Parque de Atracciones de Montjuïc dejó una marca indeleble en tu corazón. Un cordial saludo.

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