Segunda sesión del Festival Internacional de la Canción de Barcelona

Segunda sesión del Festival Internacional de la Canción de Barcelona.

Actuación de los concursantes internacionales

El Festival de la Canción de Barcelona zarpó anoche hacia su singladura internacional. Animación en el ambiente, aunque menos cantidad de público que en la primera sesión española de anteayer, por cierto, en los prolegómenos de esta segunda gala de anoche se estuvo comentando con diversas inclinaciones el curioso resultado a que condujo el escrutinio de los votos de los espectadores del día anterior.

En efecto, que sean todas catalanas las canciones que representen a España, es un caso remarcable. En general, la mayoría de los comentarios admitían la calidad de las cuatro canciones vencedoras del sufragio popular, aunque alguna de las canciones en castellano hubiera podido también ocupar este puesto representativo con la misma dignidad. En la sesión de anoche se produjeron dos ausencias: Israel y Holanda no estuvieron en escena por enfermedad de los intérpretes.

Abrió marcha Yugoslavia, cuyo representante, Slavco Perovic, introdujo varías estrofas en catalán (subrayadas con aplausos) como posible influencia del resultado que se dio en la noche precedente.

Aparte de este detalle, Perovic hizo gala de bella voz y demostró ser cantante de talla.

Extraordinaria calidad de los concursantes

Como promedio, la calidad de las canciones concursantes fue considerable y presentó además el atractivo de estar estilizado en la característica peculiar de muy diversos grupos étnicos que tienen perfil muy acusado y bien diferenciado.

Fue en este sentido un mosaico sonoro de positiva fascinación. Entre todo el desfile melódico, destacaron con fuerza algunos intérpretes y algunas obras que penetraron en la sensibilidad del público con más profundidad que otras. Así, por ejemplo, la cantante búlgara Lili Ivanova, que provocó la mayor ovación de la noche, y con todo mérito, pues es una cantante verdaderamente fuera de serie.

También Mirla Castellanos, por Venezuela, presentada por Joaquín Soler Serano; Buddy Caine por Alemania; Ibor Raymonde, por Gran Bretaña; Jo Gervasio, por Chile. George Brumell, por Canadá; Aléeos Pandas, por Grecia (cariñosamente saludado por el público tras cinco años de ausencia de España); Lucia Rango, por Italia; Ajda Pekkan, por Turquía; Mana el Husami, la espectacular egipcia, y, Cristine Bare, por Francia.

Entre el diluvio de canciones de lejanos países, las cuatro canciones de España se desenvolvieron muy airosamente y cosecharon aplausos abundantes.

Realmente, esta nueva versión del Festival de la Canción de Barcelona se está desenvolviendo con éxito. Valía la pena que todos estos numerosos autores y cantantes vinieran de tan lejos y valía la pena, por supuesto, haberles convocado’ para esta importante manifestación internacional de la canción popular, que en sucesivas ediciones puede alcanzar de veras una amplia trascendencia.

Renny Ottolina impuso una atmósfera de cordialidad e imprimió ritmo y dinamismo a la representación, que se desarrolló con rapidez y sin un solo bache.

El equipo de sonido funcionó mejor que la noche anterior y así también los televisores del circuito cerrado.

La responsabilidad del público

La votación de esta gala de ayer se acumulará a la que se produzca esta noche, y de la suma de ambas se deducirán los cinco premios del I Festival Internacional de la Canción de Barcelona.

De que sean de verdad merecidos estos premios depende ahora, en gran parte, la suerte futura de este certamen recién nacido. Y ahí reside la delicada responsabilidad del público de Barcelona en este momento. Algo nuestro está en juego ahora. No es una canción determinada ni un artista favorito, cuyo triunfo es, en este caso, un puro episodio.

Ahora es el propio Festival que Barcelona ha creado, ella sola, en un gigantesco esfuerzo de temple y de capacidad organizadora, en un plazo de tiempo imposible. Ya se ha visto la magnífica reacción internacional, y en este punto Barcelona ha de estar a la altura de las circunstancias dando un veredicto sensible y justo.

Fin de fiesta de gala

Actuó en el fin de fiesta internacional la extraordinaria dama de la canción francesa Colette Renard, precedida de la cantante rusa Rosy Armen y de la italiana Gianaca. — Alberto MALLOFRE.